Nuevamente, la gran pantalla introduce en el objetivo a otro genio más, indagando en su vida privada y buscando un mejor enfoque del proceso creativo que mueve a estos superdotados, tratando de detallar de qué manera ha contribuido al panorama internacional, pero en este caso, el director de la película «La Teoría del todo» cae en un error muy recurrente, el enfoque es demasiado sensacionalista y la cámara de este director, James Marsh, se adentra demasiado en el morbo y se detiene en el deterioro físico que sufre Stephen Hawking, además de remarcar los problemas conyugales que vive con su primera esposa, Jane Wilde. Esta es la autora de la biografía «Hacia el infinito«, en ella exhibe la vida íntima y privada que vivió con el científico.
En el filme se busca y se explican detalles interesantes que el espectador no conoce, se habla de los hallazgos profesionales de Hawking pero tampoco se detiene mucho en este tipo de enfoque. Al director le interesa mucho más otra forma de ver la vida del científico. James Marsh es autor de un documental muy interesante cuyo título es «Man on a wire » y lo que ha decidido en torno a la «Teoría del Todo», es narrar la historia del hombre que se encuentra con un cuerpo deteriorado debido a una cruel enfermedad, aún así mantiene su inteligencia intacta, de este modo sobrevive a grandes limitaciones y trata de mantener una existencia lo más razonable que puede; durante un gran período vive con su mujer y sus hijos, investiga algunos enigmas de la ciencia y consigue resultados impresionantes, llegando a cuestionar dogmas y verdades que estaban oficialmente aceptadas por el mundo científico.
En la película, da la sensación de que se esquiva al genio científico y centra su atención en su mujer, cuya figura es la de una estudiante joven en Cambridge que termina casándose con el físico cuando éste comienza a mostrar las primeras fases de su enfermedad, la esclerosis lateral amiotrófica.
El avance de esta afección es despiadada y cruel ante los ojos de la sociedad inglesa que observa de manera inquisitiva los tres embarazos de su esposa Jane y su cercanía a un profesor de música que visita regularmente al matrimonio. Efectivamente, esto termina pareciéndose a una telenovela y es en lo que se convierte la película. Aunque sin olvidarnos del magistral intérprete llevado a cabo por Eddie Redmayne, que proporciona ternura, brillantes registros y credibilidad a la figura de Stephen Hawking. En tanto que Felicity Jones mantiene con tesón la relevancia de una interpretación que está llena de preguntas y enigmas, las cuales son poco importantes para la transcendencia del auténtico personaje protagonista, que no es ni más ni menos que la del el físico.